CREEN QUE LAS INUNDACIONES DE ESTOS DÍAS CONSTITUYEN LA PEOR CATÁSTROFE DE LA HISTORIA EN BUENOS AIRES Y SUS ALREDEDORES
EL GOBIERNO KIRCHNERISTA PROVINCIAL Y NACIONAL DEMOSTRARON LO DE SIEMPRE : DESORGANIZACIÓN, MENTIRAS, TEATRALIZACIÓN, DESINTERÉS, Y HUBO CIUDADANOS DE 1º Y CIUDADANOS DE 2º EN LOS 'RESCATES'
LA CULPA SIEMPRE LA TIENEN LOS OTROS
MIENTRAS LOS KIRCHNERISTAS SE DEDICABAN A CULPAR AL ALCALDE NO KIRCHNERISTA DE BUENOS AIRES POR LA LLUVIA, SORPRENDENTEMENTE LA TORMENTA LLEGÓ A LOS DISTRITOS KIRCHNERISTAS
DADA LA TOTAL DESORGANIZACIÓN DEL KIRCHNERISMO, HUBO MUCHAS MÁS VÍCTIMAS EN LA PLATA, UNA CIUDAD MUCHO MÁS PEQUEÑA Y MENOS POBLADA QUE LA GIGANTESCA BUENOS AIRES
LO VISTO DEMUESTRA LO QUE TODOS SABEMOS : EL ESTADO KIRCHNERISTA SÓLO ESTÁ PREPARADO PARA OBSTACUIZAR A LA POBLACIÓN, NUNCA PARA AYUDARLA
04/04/2013
Vista aérea de la ciudad de La Plata donde la lluvia sacudió a miles. Foto: Reuters
ARGENTINA - LA PLATA
LOS HOSPITALES SAN MARTÍN Y DE NIÑOS SUFRIERON INUNDACIONES
Hay desolación en Tolosa y surgen saqueos en La Plata
Denuncian que hubo dos saqueos a supermercados
Con operativo intentaron garantizar la seguridad por la noche
Hay 50.000 hogares sin luz eléctrica
LILIANA SAMUEL - AFP - LA PLATA
Casas embarradas, calles anegadas, electrodomésticos inutilizables, ropa y colchones mojados, automóviles atravesados en las calles, llenaban de desolación el barrio de Tolosa, uno de los más afectados por una histórica inundación en la ciudad de La Plata, sólo compensada por actos solidarios entre vecinos.
"Acá en la esquina hay un vecino que tiene un gomón (bote inflable) a motor, y se pasó toda la noche rescatando gente", contó a la AFP Paula Ischuk, de 30 años, mientras junto a su familia se empeñaba en sacar del interior de la casa de su madre, Marta Besga, una mezcla de agua, barro y gasoil que mancha y engrasa todo.
Paula, que había ido de visita la tarde del Martes, no pudo volver a salir y debió refugiarse junto a su madre en la planta alta de la casa, tratando "de salvar lo salvable".
Su hermano Esteban Ischuk, de 35 años, llegó más tarde a la casa, con el agua hasta los hombros, pero no pudo ingresar al hogar porque a esa hora la puerta estaba trabada por el agua y debió pasar la noche en un techo de una pieza del patio, mientras algunos vecinos solo pudieron dejar sus hogares y huir.
El agua aún tapa las veredas y en los frentes de las casas se ve la marca que dejó a más de un metro y medio de altura antes de comenzar a bajar.
A la vuelta de la esquina, Claudio González, de 38 años, se esfuerza para lavar la entrada a su casa, donde estacionó una camioneta 4X4 que durante la noche quedó debajo del agua.
"Hay que llamarse a la rebelión civil, no pagar más los impuestos", dijo este propietario de dos negocios de motos, de los que aún no tiene noticias.
La madre de la Presidenta
Apenas 200 metros más arriba, en una calle un poco más elevada, vive Ofelia Wilhelm, madre de la Presidenta Cristina Fernández, en la misma casa de dos plantas donde la mandataria pasó su infancia y ahora tiene una discreta custodia en la puerta.
"Mamá está sin luz y gas pero no se quiere ir de la casa porque el agua le llegó a la puerta, tiene miedo que vuelva a llover y no se quiere ir porque tiene una gotera en el techo", contó a la prensa la Jefa de Estado, quien llegó en helicóptero para recorrer la zona afectada por la catástrofe.
El barrio estaba conmocionado porque en la casa lindera, Ada de Castro, de 84 años, murió en la noche "seguramente del susto, de los nervios porque a ella no le entró el agua pero a su hija y a su nieto sí", contó a la AFP una vecina que no quiso identificarse mientras lamentaba la pérdida.
En una acción relámpago, un centenar de personas saquearon el depósito del supermercado Vea, de la avenida 19 y 531, al ingreso de La Plata, aprovechando el desastre que dejó la inundación. También se reportó otro saqueo en el supermercado Nini ubicado en la avenida 520 de la capital bonaerense.
ANÁLISIS
Fue como una película de terror
Roberto Anselmino / Periodista - La Plata
Al principio parecía una tormenta más, como esas que suelen afectar a la ciudad en primavera. Pero la fuerte caída de agua se repetía. Algo estaba mal.
Las calles se estaban anegando. Los autos buscaban la altura de las aceras. El embotellamiento y la incipiente inundación me recordaron a El día después de mañana.
Me refugié en una gasolinera. Tenía grupo electrógeno. Habían muchas personas en la cafetería esperando a que la tormenta pasara. Pero no pasó. La furia se acrecentó. Nuevas personas fueron llegando con sus ropas empapadas, tiritando… descompensadas por el frío.
Habían salido de cines y restaurantes. Ya no había transporte. Rostros desesperados contagiaron al resto: el temor nacía del presentimiento de que algo malo sucedía. Formamos un grupo para salir hacia una comisaría cercana.
Aprovechamos un minuto que dejó de llover y caminamos los 200 metros hasta el destacamento, con el agua entre los tobillos.
Esas mismas caras desencajadas se encontraron con una fuerza policial impotente.
Por los parlantes del sistema de comunicaciones se escuchaba la realidad. Los móviles informaban de autos flotando, de gente que reclamaba ayuda en los techos.
(Fuente : eldeber.com.bo)
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